domingo, 2 de octubre de 2011

30 años 30 Lecciones: Leer la Biblia y orar




Quiero iniciar esta jornada de compartir experiencias con la que definitivamente es la más importante para mí. Leer la Biblia y orar.


Esta historia inicia desde las insoportables y aburridas clases de catecismo que mi mamá con mucho amor me hizo llevar cuando viví en Desamparados. Y debo decir que aunque las clases fueron aburridas rescato que me llevaron a tener cierto interés en Dios y a sacar tiempo de devoción diario. Aunque admito que a mis nueve años era lo menos que me interesaba.
Tiempo después cuando íbamos a la iglesia evangélica le tome más interés a la Biblia y estudiar algunos de los pasajes e historias que allí estaban, aunque de igual forma recuerdo que fueron pocas las veces que disfrute ampliamente la escuela dominical, aunque si  prestaba más atención que el catecismo católico.
Años más tarde me invitaron a un grupo para jóvenes ecuménicos Cristo céntricos, Movimiento Cristiano Juventud Nueva, y allí aprendí a sacar más tiempo para hablar con Dios, desarrollar amor por su Palabra y mensaje de salvación para mi vida y la vida de todos los habitantes de la Tierra.
Mucho después me involucré en diferentes iglesias evangélicas y he tenido la oportunidad de leer diferentes libros relacionados con diferentes mensajes dentro de la Biblia, conocer más y más de la historia tanto del antiguo como del nuevo testamento y la verdad cada vez me han capturado más.
En estos últimos años he estado asistiendo a la iglesia Adventista y la verdad mi interés por la Biblia  por pasar más tiempo de oración y de devoción con el Señor ha aumentando. Me he dado cuenta de que ahora conozco más historia, más enseñanzas y que disfruto mucho más leer la Biblia que leer sobre otras cosas. ¿Por qué? Porque la verdad me llena de sabiduría y de dirección; diariamente he tratado de leer uno de los proverbios, que además son 31, y no hay ninguno que no contenga sabiduría, algunos suenan obvios, pero su obviedad es porque desde hace años los hemos escuchado como sabiduría popular de nuestros abuelos, cuando en realidad era que nos abuelos ponían atención y los repetían tanto de día como de noche, tal y como dice Josué 1:8.
En primer lugar pongo leer la Biblia porque como dice Isaías 55, “la Palabra de Dios nunca regresa vacía” es decir por poco que uno lea siempre le trae bendición y la misma lectura va a invitar a orar, escudriñar y conocer como le sucedió a aquel hombre en Hechos que leía la ley de Dios y no conocía hasta que Pablo le llegó a explicar.
Asimismo leer la Biblia da claridad sobre cuando alguien tergiversa las Sagradas Escrituras para todo el mundo judeocristiano, que tristemente de esos sobran y en todas las religiones; y por ello uno debe estar alerta y que no le pase lo que dice: “mi pueblo fue destruido por falta de conocimiento”, el que lee, sabe, el que sabe debe estar dispuesto a practicar y el que practica se ve forzado a compartir.
Yo leo la Biblia diariamente y lo disfruto porque me instruye, dirige y orienta en las decisiones que tome en mi vida, además orar da el chance de saber que Dios siempre esta pendiente de mí y de lo que cada persona vive y le sucede, la idea es si nosotros estamos con el deseo de rendirnos ante Él y reconocer nuestra dependencia.

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