El sábado pasado envié
el siguiente SMS a mi lista de contactos telefónicos: “Apártate del mal, y haz el bien y vivirás para siempre” Salmo 37:27
que pase un feliz día de descanso que Dios te bendiga.”
Tengo la costumbre de
enviar este tipo de mensajes al menos una vez cada quince días a mis contactos como
una forma de llevar bendición a sus vidas, de tener palabras que espero lleven
un buen sentimiento y hasta en cierta medida reconforten sus vidas. La verdad, todos enfrentamos diferentes situaciones en
la vida que nos hacen más o menos felices y que a su vez recibir una palabra de
aliento en cualquiera de estas circunstancias lo considero de utilidad y como
dije anteriormente de bendición.
En ocasiones recibo
mensajes de vuelta agradeciendo el gesto, replicando el buen deseo para mi
vida, o inclusive para iniciar una conversación con un amigo o amiga que llevo
tiempo sin hablar; aunque sea por SMS.
Pero en esta ocasión
particular recibí el mensaje de un compañero de trabajo indicándome que por
favor no le envié más estos mensajes que los considera irrespetuosos. Su
respuesta me desconcertó por un momento, me puso a pensar en varias razones que
podría tener esta estimable persona para sentirse irrespetado por este mensaje.
Consideré varias razones posibles pero al menos voy a compartir 3 de ellas.
- Le molesta el Cristianismo y por ende cualquier referencia a la Biblia.
- Cree en algo diferente a lo que yo creo.
- Sintió una invasión a su espacio privado, su teléfono.
En realidad cada una de
ellas conlleva diferentes análisis por ejemplo; si lo sintió como una invasión
es algo que yo también he sentido, sobre todo cuando en una campaña electoral
en Costa Rica un candidato que no era de mi preferencia envió mensajes de voz a
cada teléfono para hablar sobre su propuestas, que a la postre no dio ninguna
en su mensaje, pero recuerdo mi incomodidad.
Si esta persona cree
en algo diferente pues mayor validez tiene su mensaje porque en verdad podría ser
terriblemente molesto y sentir que le estoy imponiendo mis criterios de fe, aún
cuando mi deseo sea compartir un mensaje de bien decir, es decir bendición.
Finalmente si a esta
persona le molesta el cristianismo y todo lo referente a la Biblia, resulta más
interesante, porque habrá elementos en su historia que le han conducido a
sentirse molesto o afectado por una de las principales religiones del mundo.
Otra duda que me surgió en este punto fue ¿qué hubiese pasado si fuera un
mensaje del Corán, o de los escritos de Budha o del Baghavad gita, o de
cualquier otro libro sagrado de otra religión habría causado la misma
sensación?
Respeto… siempre respeto.
Sin embargo a pesar de
estas especulaciones personales, algo si me fue sumamente claro, la persona se sintió irrespetada y eso es
suficiente para mí, para en el futuro evitar enviarle mensajes de este tipo,
aún cuando mi intención sea la mejor.
Sobre todo porque es
importante recordar que mis creencias y
convicciones de fe son mías y que he llegado a ellas mediante un largo proceso
por el cual Dios me ha guiado y aún cuando las comparta con muchos otros en
el mundo no me da el derecho a imponerlas a otras personas, sin embargo si tengo
el derecho para compartirlas y lo seguiré haciendo con mis contactos y con toda
aquella persona que a sí guste, a menos que me soliciten no hacerlo.
Y para cerrar por hoy,
es recordar que uno de los temas más sensibles para cada ser humano son sus
convicciones de fe, y que en este aspecto todos nos podemos ver sensiblemente
afectados aún cuando los otros tengan buenas intenciones. Y que una de las cosas que más evangeliza y
transforma a las personas es el respeto a sus costumbres y que con oración amor
y fe se pueden alcanzar cientos de vidas.